Cuando era adolescente, en mitad de Brooklyn, Gregory Crewdson formó parte de un grupo de punk, The Speedis. En aquella época, no tenía ni idea de lo profética que llegaría a ser, uno de sus hits “Let me take your photo”.

Con un Master en Bellas Artes, en la Universidad de Yale, se convirtió en profesor en escuelas como Sarah Lawrence, Cooper Union, Vassar Collage y por último, también en la Universidad de Yale. Su trabajo se puede contemplar en la Galería Agustín Luhring de New York y en la White Cube en Londres.

Gregory Crewdson recuerda que de niño trataba de escuchar con la oreja pegada al suelo mientras su padre, que era psicoanalista, pasaba consulta en el piso de abajo. Él tiende a considerar su obra, en alguna medida, como resultado de aquella experiencia. Y viendo sus imágenes, efectivamente, nos parece estar frente a la escenificación de las angustias y ansiedades de cualquiera de los habitantes de un barrio residencial norteamericano.

Las fotografías de Gregory no solo parecen secuencias de películas, en una escena sin resolver, sino que utiliza un equipo técnico identico al de un cineasta…

“Una de las cosas que amo de la fotografía, a diferencia del cine u otra forma de narración, es que el espectador siempre incorpora su propia historia, ya que al final la imagen siempre está sin resolver. Aunque mi trabajo está influido por el cine, la imagen fija me gusta. Me interesan las limitaciones de la fotografía por su capacidad de presentar una imagen completamente congelada, donde no hay antes ni después. Intento utilizar esa limitación como fuerza. Mis fotografías capturan momentos aislados sin pasado ni futuro; una posibilidad imaginaria planea sobre ellas como si fuera una pausa elocuente que juega con la fuerza narrativa de la fotografía.”