Amaya Arzuaga es la arquitecta de la moda por antonomasia. Siempre sorprende al público con una ristra de minivestidos que adquieren unos volúmenes armados únicos y característicos.
Las mujeres a las que viste la diseñadora burgalesa no miran atrás, están envueltas en el frenesí futurista de los nuevos días; por lo que los diseños de esta colección siguen manteniendo unas estructuras que transforman el cuerpo de la mujer en máquinas de diseño.

Los tejidos se superponen, las lanas se unen para sacar su lado más transgresor y la gama cromática metalizada hacen el resto para seguir ofreciendo unos vestidos acorazados que pugnan para el éxito. Al margen de la idiosincrasia de la firma, vemos toques de rabiosa actualidad como las lentejuelas, y el naranja, que viene pisando fuerte desde primavera/verano 2010.

Amaya Arzuaga no se deja seducir por los devaneos que ofrecen las tendencias, siempre sella su firma con una personalidad que ha forjado en acero al igual que de acero parecen sus vestidos; fuertes y férreos como ella misma.